mis manos son como cenizas.

Un día mis manos se convertirán cenizas, me quejaré del tiempo que se me fue de entre ellas, veré a todos mis amigos convertirse en volcanes.

Mitad de invierno y siento que todo está por irse. Supongo que haría todo de nuevo si tuviera la oportunidad; el sentirme invencible. Ahora estoy solo con mis decisiones y mi crisis sobre qué es el cambio. Y sé que un día los tiempo serán más difíciles, quizás deje pensar en el verano y solo piense en el pasado. O quizás deje de embriagarme cada fin de semana y empiece a preocuparme cada vez que algo no sale como quiero. No es como que no lo haga ya.

Ya es invierno en el psiquiátrico y lo único que cae es la ceniza. Supongo que tendré que despedirme, aceptar que he crecido y que la terapia me ha servido. Supongo que esto es de lo que la gente habla cuando habla del cambio. Pero la impermanencia me da miedo, el hogar es lo que uno hace y mi peor temor es ser un fracaso.

No sé qué se hace cuando sabemos las mismas cosas pero no de la misma forma. Y si no estoy perdido, entonces por qué estoy deambulando. Las estaciones pasaran, el tiempo volará, no sé cómo aprender a soltar. Perder es parte del cambio, el dolor es parte de la impermanencia, ¿será que no nos veremos convertirnos en volcanes mientras brindamos cada año?